martes, 19 de febrero de 2008

Testimonio anónimo.

Un anónimo nos remite una curiosa situación que se le ha dado no hace mucho.

Hola AlergiaOriental, Te cuento mi esperpéntica situación de hace unos días... Mi novia me llevó a un espectáculo promovido por una persona/empresa que lleva algún tiempo ya en esto y es razonablemente conocida (Al menos eso me decía mi pareja).

En ese espéctaculo participaban unos músicos que se lo toman bastante en serio, para algunos de ellos una buena parte de sus garbanzos dependen de las actuaciones que les van saliendo, vaya. También participaba una bailarina que igualmente goza de cierto nombre y unas alumnas en una suerte de "bautizo de escenario" podríamos decir. Bien hasta ahora. Soportable. Pensé. al menos pasaaré un buen rato de música en directo.

Precio de la entrada: 10€, multiplicado por 2, porque dos ibámos a verlo, total 20€ más lo que te gastases en la consumición. Bueno, es el precio habitual de este tipo de saraos.

El citado lugar de la actuación era un sótano bastante infecto, sin salida de humos ni condiciones mínimas de salubridad, salidas de emergencia ni nada semejante. Creo que las mazmorras de Mordor cuentan con mas comodidades. Tampoco tenía condiciones para dar un sonido adecuado, de hecho, la persona que se ocupaba del sonido había que ir a buscarla a la barra y no sabía manejar el equipo. Parte de la actuación se produjo entre esos silbidos espantosos tan característicos y esos errores al poner la musica tan cómicos... jejejeje me parto cuando veo la cara de la bailarina cuando le suena el tema que no es. xD.

Pero esto no fue lo peor. Lo peor llegó pasada una hora más o menos en la que uno de los músicos nos anuncia que deben interrumpir la actuación y largarnos todos porque estaba la Policia Municial (cierto, se oían los walki talkis esos que llevan) para pararlo todo. El local no tenía licencia ni estaba lo bastante acondicionado (insonorización y demás) con las correspondientes quejas vecinales, que habian terminado por llamar a los guripas, que allí se presentaron a terminar con el asunto sin más contemplaciones.

Y tal cual, los músicos callaron, empezaron a recoger sus instrumentos y la gente que asistimos, que habíamos pagado la entrada religiosamente (bien que había alguien controlando) nos tuvimos que largar.
El remate: terminada de subir la escalera apenas iluminada que llevaba a la calle nos encontramos que la puerta de salida estaba ¡¡ CERRADA CON LLAVE !! De modo que tuvimos que bajar de nuevo a buscar a alguien que nos abriese para poder salir del sótano ese con ínfulas de teatro...


Un claro ejemplo de hasta que punto podemos salir damnificados todos ante una mala organización, planificación y ejecución.