domingo, 1 de marzo de 2009

Diario de un damnificado Cap. 20

De moscones, babosos y borrachuzos...

Si hay algo que odio a muerte es este tipo de personajillos que tienden siempre a aparecer en ciertos tipos de eventos relacionados con la danza del vientre. Aunque uno ya tiene un nivel y ha aprendido a manejarlos, torearlos e incluso a soportarlos con cierta habilidad es cierto que cada día que pasa uno se encuentra con casos mas y mas incomprensibles. Veamos algunos ejemplos de los muchos que me han sucedido a lo largo de mi carrera como damnificado.

El moscón premeditado
Generalmente viene acompañando a alguna amiga mostrándose especialmente interesado por las actividades alternativas que esta realiza, se apunta a cualquier espectáculo, quedada o evento dándoselas de interesado por la danza y la cultura pero en el fondo solo va por lo que va... Su pensamiento viene a ser: Porcentaje de tías - Alto, porcentaje de tíos - Bajo, metros cuadrados de ropa totales - Bajo, posibilidad de ligar - Medio. Así que allí que se planta con sus amigas cual garrapata esperando que estas pobres incautas comiencen a presentarles a todas sus conocidas.

El moscón ocasional
Se ha encontrado con esta ocasión de forma totalmente casual, su relación con la danza oriental mas cercana es el tipo al que le compra hachís y un kebab que se comió una vez. Es facilmente reconocible por la mandíbula desencajada, los ojos como platos y su increíble seguridad en si mismo. No dudará en acercarse a la bailarina mas mona ignorando cualquier tipo de traba cercana (novios, maridos, amigos) y pedir directamente un nº de teléfono o una cita.

El borrachuzo
Individuo de alto ego inflado por la cantidad de alcohol en sangre que se empeña en gritar, jalear y burrear a las nenas, pensando que realmente está desplegando todo su encanto. No es peligroso pero es un pesado de cojones. Primero tira cuello a la nena mirando al escote, luego la nena le indica que su marido/novio es el tío de la mala cara de al lado y el ni corto ni perezoso trata de hacerse amigo suyo contándole su vida hablando a gritos 3 cm de su oreja y dándole constantemente la mano o cogiéndolo del hombro.

El listo
Personaje que en ocasiones aparece y cámara en mano se dedica a sacar fotos de forma continua, no es pareja de ninguna bailarina y probablemente ni siquiera sea amigo pero pasa desapercibido por la cantidad de damnificados que hacen la misma función. La única forma de identificarlo es viendo que solo se dedica a hacer zoom y a sacar fotos muy de cerca. Es un auténtico cazador de pezones asomando, pechos saltantes, rajas de falda y si la ocasión se lo permite vestuarios improvisados.

El baboso
Generalmente individuo al que la situación le ha cogido desprevenido y la presencia de señoritas bailando con poca ropa le recuerda mas a un espectáculo erótico que a cualquier tipo de arte conocido. Codazos a los colegas, comentarios poco apropiados acerca de la anatomía o movimientos y su posible transformación en moscón al finalizar el espectáculo son sus principales características.

El envidioso
Por motivos desconocidos se ha dado cuenta de que tu pareja es una de las que baila y centra toda su atención en tratar de convencerte de la suerte que tienes, de lo buena que está tu pareja, de lo morado que te tienes que poner con ella después y de los espectáculos privados que te tiene que dar, de esos movimientos pélvicos... En fin ... Mejor dejarlo con su imaginación. Que tu ya sabes que el plan de esa noche despues de tanto estrés y tanto baile se parece a todo menos a una bacanal.

¿Conocéis algún tipo más que no haya descrito?

5 comentarios:

Elisabet Roselló dijo...

Yo he conocido a todos esos tipos!!! Al tipo borracho me toco en un evento que organicé, y por suerte lo pude echar y no llegó a la fase "gritos descosíos",... bueno, uno o dos que fue por el motivo que acabó de patitas XD

Oscar dijo...

En mi corta carrera de damnificado "light" sólo me he topado con uno: el baboso. Y además fue baboso con suplemento.

O sea, que mi pareja le sacó a bailar a ver si así le entraba algo de vergüenza y fue peor el remedio que la enfermedad, en lugar de coger vergüenza lo que intentaba era coger carne de mi novia ¬¬ (aviso a practicantes: NUNCA esperéis que uno de esos gallitos faltones vayan a achantarse si les sacáis a bailar delante de todo el mundo. NUNCA)

Y yo ahí con la cámara ya guardada, en una esquina, mirando sus manos de pulpo, y con unas ganas de coger la cámara, las tarjetas, la tetera, los bambús de la suerte (con jarrón y todo), y metérselo todo por el culo... ¬¬

Suerte que cuando acabamos el pase no vino detrás, que si no habría acabado ensartado boca abajo en una lámpara marroquí uno de los dos.

Errr... ¿se nota que no me he topado demasiado con esta situación? XD

Anónimo dijo...

Raramente nos acompaña algún damnificado a nuestros bailes, supongo que es el que más percibe este tipo de cosas, nosotras estamos más pendientes de seguir los pasos y no nos damos cuenta.
Incluso diría, que todo lo contrario, el público que nos viene a ver es muy serio... a veces has terminado el baile y tienes que esperar unos segundos hasta que aplauden... que te quedas ahí, pensando que no les ha gustado... jejejeje.

Sol; Anisa dijo...

jajaja, qué bueno, en cuanto pueda os hago una lista de los "personajillos" cuando la fiesta es entre árabes de los que acostumbran poner dinero a la bailarina en la cadera, ya vereis cómo se os queda el cuerpo, hay que hacer todo un cursillo para torearlos!

Sahra dijo...

Te falta el pulpo: es una mezcla de borracho-mosca cojonera que en cuanto sale a bailar (que no hace falta que lo saques, ya se apunta él solito de espontáneo; si lo sacas es peor aún porque se piensa que te gusta) se te pega como si tú fueras una stripper, te arrima cebolleta e incluso intenta meterte mano (conozco casos cercanos de pellizco en los pezones y sobamiento de senos, literalmente). Posiblemente en este caso vuelen hostias completamente justificadas tanto de la bailarina como del damnificado correspondiente.